Foto: Alexis84 / Depositphotos.com
Si hablamos específicamente sobre alimentos, una de las principales ventajas de consumir productos locales es que éstos generalmente se conservan más frescos.
Esto se debe a que no son transportados por largas distancias, ya que no se les almacena durante semanas en congeladores, no tienen aditivos químicos perjudiciales, ni tampoco pesticidas agregados durante su crecimiento o cosecha.
Generalmente, cuando compramos alimentos locales obtenemos cosechas que están en el momento ideal de maduración, lo que significa que brindan más nutrientes y tienen menos conservadores, o incluso ninguno.
Por si fuera poco, el consumo local ayuda a preservar el ecosistema no sólo por la cantidad de emisiones y desechos que se evitan, sino porque se pone a trabajar al mismo ecosistema sin alterar o forzar la forma en que genera los productos.
Consumir productos locales reduce la contaminación ambiental
Cuando se trata sobre el cambio climático y reducir la emisión y concentración de contaminantes en el planeta, hay ciertas acciones individuales que pueden marcar una gran diferencia.
Consumir productos locales ayuda a disminuir la contaminación. Esto se debe a que, al producir localmente, se utiliza en menor cantidad energía, combustible, materiales y esfuerzos logísticos o de transportación. Lo anterior contribuye al respeto por la naturaleza y el cuidado al medio ambiente.
El principal beneficio ambiental del consumo local es que se ahorra energía y se reduce la emisión de gases de efecto invernadero. Esto es posible porque se elimina la necesidad de transportar los productos desde lugares lejanos con aviones o camiones, por lo que se reducen las emisiones.
Por ejemplo, si un alimento no local recorriera 500 kilómetros para llegar desde su lugar de producción hasta su destino, un producto local recorrería 50 KM o menos. Es decir, representa la décima parte de las emisiones que genera transportar un producto que no es local.