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Platicar es una actividad agradable donde podemos intercambiar puntos de vista, ideas, anécdotas y también momentos felices y divertidos. Es una práctica social que tiene enormes beneficios.
Pero en ocasiones no suele ser tan agradable, ya sea para nosotros o para la otra persona, transformando una plática en algo tedioso o que se desea evitar a toda costa, ya sea porque crees que no tienes nada qué decir o te sientes en una situación incómoda.
Si lo que estás buscando es tener una plática agradable, comienza por ti, aquí te compartimos algunos consejos que te ayudarán a que todos quieran platicar contigo y que tú disfrutes mucho la conversación.
Habla con honestidad
No hay mejor manera de caerle bien a las personas que siendo honestos, eso implica decir lo que realmente piensas y sientes, sin tratar de aparentar ser alguien más.
Eres tú, eres únic@ y maravillos@, di lo que te gusta, lo que no, lo que piensas y hasta lo que no sabes, pero que quieres conocer.
Practica técnicas asertivas
Quizá en algunos temas sea más difícil contestar de forma súper honesta, no se trata de mentir, pero tampoco de ser imprudente, sobre todo si el tema es sensible para la otra persona.
Si se pueden evitar temas polémicos, hazlo, si no, practica técnicas asertivas en las que muestres respeto por la opinión de los demás sin imponer la tuya. Comparte lo que opines, pero no busques que los demás piensen como tú.
Escucha con atención
La frase de Stephen R. Covey: "La mayoría de nosotros no escuchamos con la intención de entender, sino con la de contestar", es muy cierta, queremos todo el tiempo decir lo que pensamos o lo que nos pasó sin realmente escuchar a la otra persona.
Interesarte por la historia de alguien más te abrirá el horizonte a aprender y a vivir a través del otro nuevas experiencias. Atrévete a disfrutarlas como si fueran tuyas y a admirarlas desde afuera.
Olvídate de la auto censura
A veces evalúas si lo que dices es suficientemente bueno, creyendo que no, entonces te callas. No te auto censures, quizá un tema que creíste que no era bueno, era realmente importante para otra persona. Ponlo sobre la mesa y a ver qué pasa.
Encuentra un punto en común
Vincúlate con esa persona aunque no tengan tanto en común, todos hemos pasado por momentos afines independientemente de nuestro contexto. Los temas favoritos para hablar son la familia, los gustos, los hobbies, los viajes, la infancia y los recuerdos felices.
Haz preguntas y afirmaciones positivas
Es muy común reunirse y hablar mal de alguien por horas, suele ser un tema que da para hablar muchísimo, pero no es precisamente positivo, sólo te traerá estrés y emociones negativas el criticar y criticar.
Es mejor realizar afirmaciones positivas sobre un hecho o persona, lo mismo cuando preguntes, esto sacará lo mejor y no lo peor de ti, esto es la base entre tener una relación tóxica o benéfica.
Toma notas mentales durante la conversación
Si habló sobre un tema general que te interesó, hazle preguntas específicas sobre eso. En un "cuéntame más sobre..." irás aprendiendo mucho más del tema.
Interésate por la otra persona
Para que se considere una buena plática, ambas partes deben sentirse a gusto hablando, por eso es importante el interés mutuo.
Recuerda que a las personas les gusta mucho hablar de sí mismas, así que interesarte por lo que alguien más dice, da también pie a que esa otra persona se interese en ti.
Responde aunque no te pregunten
Si una conversación se torna difícil porque la otra persona está distraída o utiliza monosílabos como sí o no, puedes hacer una pregunta y contestarte la misma pregunta sin que la otra persona lo haya hecho.
Por ejemplo, si preguntas qué tipo de comida te gusta y la otra persona no hace la misma pregunta, puedes tú contestar sobre tu comida favorita y de ahí derivarlo a otra pregunta. Quizá con este ejercicio la otra parte se sienta más relajada y pueda realizar preguntas.
Observa
Es muy importante observar lo que te dicen los demás sin palabras, su lenguaje corporal, si evitan la mirada, si su cuerpo se siente tenso, si usan constantemente el celular, si juega con su cabello, si sonríe de más, si busca un roce todo el tiempo.
Cada cabeza es un mundo y cada detalle cuenta para ir tanteando cómo va la conversación. Recuerda también cuidar tu lenguaje corporal, para que la otra persona no se sienta atacada, ignorada o presionada y no olvides el contacto visual natural.
No vayas de experto
Es muy molesto un "sabelotodo", porque realmente no existen. Es mejor comunicar historias y menos enseñanzas o aprendizajes y también es muy bueno reconocer si no sabes algo.
No compares experiencias
Cuando alguien te está contando una situación por la que pasa, ya sea difícil o alegre, no acapares la conversación con tus propias experiencias.
Lo que busca en ese momento la persona es sentir empatía, pero si contamos nuestra propia historia lo que buscamos es retomar el control para hablar sobre nosotros mismos y olvidarnos de lo que nos están diciendo.
Es mejor utilizar frases como "te entiendo, es muy difícil", "lo siento, debió ser agotador", "qué increíble experiencia, cuéntame más".
Cuidado con la repetición excesiva
Si comentas algo y luego lo vuelves a repetir de igual o de diferente forma para que quede claro tu punto como si fuera el tema que resolverá la vida de las personas, cuidado, puede ser desagradable para la otra persona.
Si quieres realmente saber su punto de vista sobre lo que has dicho, pregúntalo, pero no esperes todo el tiempo que te digan lo grandioso que fue tu comentario.
Pon atención
En una buena conversación, debes estar presente, prestar atención, y olvidar lo que pasa al rededor un poco. El multitask o multitarea no es tan conveniente cuando tienes una conversación, así que cuida mucho eso.
Y lo mejor para tener conversaciones increíbles es practicar, practicar y practicar. Escucha y prepárate para sorprenderte con todo lo que puedes saber y disfrutar.