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Reflexión: Perdonar no es olvidar

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Foto: Iatanni / Depositphotos.com

En esta época hablamos mucho sobre el perdón y el amor, ¿pero sabemos realmente qué es, cómo hacerlo adecuadamente y con amor?

No es sólo decirlo con palabras, quizá sea la parte más difícil, pero también existe el perdonar aun sin decirlo.

¿Qué es perdonar?

Significa disculpar a alguien que nos ha ofendido o no tener en cuenta su falta. En la Biblia, “perdonar” significa “dejar pasar”, es dejar de exigir que se nos pague la deuda.

Perdonar es dejar de guardar resentimiento y no insistir en pedir una compensación por el daño que nos hayan hecho, no significa olvidar, simplemente… “dejar pasar”.

¿Por qué a veces no podemos perdonar?

Porque buscamos hasta el cansancio venganza o justicia, porque no podemos pensar en el hecho de quitarle la culpa a alguien que nos hizo mucho daño sin que reciba su merecido.

Porque el dolor nos lleva a la ira y el enojo, el peor aliado para el perdón, se alimenta de la herida y del pensamiento constante de ese daño.

Algunas personas se niegan a perdonar también para tener una carta bajo la manga y poder lastimar al otro cuando sea el momento.

Y también por conclusiones equivocadas. Muchas personas creen que si perdonan saldrán perdiendo.

“Si lo perdono, es como restarle importancia a su falta.”

“Si lo perdono, tendré que olvidar lo que me hizo.”

“Si lo perdono, tendré que soportar que me lo siga haciendo.”

En realidad perdonar no implica nada de lo anterior. Pero aun así puede resultar difícil.

Lo que NO es perdonar

Aprobar la ofensa. No quiere decir que apruebes lo que otras personas hayan hecho, simplemente es dejar que te sigan lastimando.

Actuar como si la persona no hubiera cometido la ofensa. Dejar pasar no es olvidar, es entender que habrá consecuencias.

El perdón no te obliga a la reconciliación. Si ya no quieres una relación con una persona, no la tengas. Pero deja de esperar a que se comporte como tú quieres o que sufra lo mismo que tú.

Dejar que los demás se aprovechen de ti. Perdonar no significa que tenemos que estar dispuestos a que nos vuelvan a hacer daño, es también poner límites.

“Perdonar” todo. A veces, en vez de tener que perdonar un supuesto desprecio, lo que en realidad necesitamos es reconocer que no tenemos ninguna razón válida para estar ofendidos.

¿Y si no nos piden perdón?

Se trata de perdonar aunque no te lo hayan pedido. “¡Ya no sigas enojado! ¡Deja a un lado tu ira!”

Aunque no aprobemos lo que nos hayan hecho, no permitas que te consuma el enojo, la ira, ten confianza en que cada uno tiene su merecido en su debido momento.

Qué te puede ayudar a perdonar

No te obligues a olvidarlo, si te hizo daño y fue muy grave, no te sientas culpable por no olvidarlo.

Recuerda la herida, pero déjala sanar, no la vuelvas a tocar porque entonces se infectará.

Cuida tu herida, atiéndete, respeta el tiempo de sanación, todo lleva un tiempo necesario.

Entiende que el estar enojado te puede hacer mucho más daño de lo que la otra persona te hizo. Quizá ella siga con su vida y tú sigas con dolor, no es justo.

Sé comprensivo. Nadie es perfecto y muchas veces actuamos sin pensar con base en nuestro origen y experiencias.

Piensa que esa persona recibirá lo que se merece también en su debido momento y quizá no sea por tu mano.

No te obligues tampoco a llevarte bien con esa persona o a actuar como si nada hubiera pasado. Recuerda que amabilidad no es hipocresía. Actúa solamente con honestidad.

Comprométete. Es posible que recaigas en la ira y el enojo, pero comprométete a que “sólo por hoy no te enojarás.”

Cuando te venga a la mente aquello que te dolió, compénsalo con algo que esa persona hizo para hacerte feliz.

Ve paso por paso, perdonar lleva tiempo así que haz una lista de posibles tareas que puedes hacer para perdonar: sonreírle, dejar de pensar en su ofensa, dejar de quejarte, ocuparte en algo productivo.

Piensa que perdonar no significa que eres débil ante la ofensa, todo lo contrario, se necesita fortaleza para perdonar.

No tienes que dejar de sentir enojo o ira, se trata de que no te sientas culpable de sentirlo aún cuando ya perdonaste, se trata también de no dejar que esas emociones te consuman.

Dile a esa persona que te hizo daño, porque a veces esa persona no es plenamente consciente del daño que ha hecho y del sufrimiento que te causó, quizá entenderás por qué lo hizo y dejará de dolerte.

Decirlo también ayudará a que no vuelva a ocurrir, si la otra persona no estuvo consciente en un principio, ahora lo estará.

Perdonar es para ti, para sentirte libre, a salvo, para que la herida no te cause más daño de lo que ya te causó. 

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