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Reflexión: Nuestros fieles difuntos

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Angel Ponce
Angel Ponce
Licenciado en Ciencias de la Comunicación, entusiasta, cinéfilo, amante del rap mexicano y fiel aficionado al fútbol nacional e internacional, fotógrafo amateur de conciertos y entrevistador de talentos emergentes, así como de estrellas consolidadas.

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Como mexicanos, miramos la muerte como el renacimiento y reencuentro con nuestros seres queridos que ya no están, nuestras tradiciones nos ayudan a aceptar la muerte de una manera peculiar.

Este 2 de noviembre, recordamos a nuestros fieles difuntos de manera especial, a todas aquellas personas víctimas del COVID-19, la muerte ha hecho estragos en las familias mexicanas ha traído luto y dolor en los hogares.

Humanamente hablando la llegada de la muerte pasa por la experiencia del dolor, el llanto, la tristeza, el luto, la sensación de la oscuridad.

Algunas creencias derivan la presencia de los cuatro elementos esenciales de la naturaleza: tierra, agua, viento, fuego, así como otros elementos que expresan la dualidad de la vida y la muerte de la existencia humana.

Para los católicos la fe permite contemplar la luz de la Gloria Divina manifestada en la resurrección y la esperanza.

En estas fechas nuestros fieles difuntos se hacen más presentes, irónicamente están vivos, esperamos que vengan y disfruten de las delicias que con amor y entusiasmo les preparamos para que se deleiten y sepan que no los olvidamos, siguen tan presentes como el día que nos dejaron.

La mejor manera de honrar a todos esos seres que se nos han adelantado, es mantener vivas esas enseñanzas, consejos, experiencias que nos dejaron, esos momentos, instantes, esas risas que nos regalaron.

Los valores, el estilo de vida que hubiera deseado esa persona para nosotros, de alguna manera es una forma de estar en contacto con ella y de encontrar paz en el corazón y serenidad en nuestra alma.

Nuestros difuntos compartieron junto a nosotros momentos memorables, por eso los honramos, por eso los recordarnos, quizá con dolor, pero también con alegría, sentimientos encontrados quizá, pero una verdadera fiesta queremos preparar.

Cuando nos toque partir, lo único que dejaremos serán las sonrisas que logramos compartir, las semillas que sembramos y dieron sus frutos, los momentos compartidos, las experiencias que vivimos y nos hicieron más conscientes, más humanos, todo lo que nos ayudó a crecer emocional y espiritualmente.

Así como nosotros ahora honramos a los que se nos adelantaron, alguien algún día nos recordará con ese mismo amor y con esa alegría de saber que en vida fuimos parte de su historia.

Lo único que ha cambiado quizá es el dolor y el sufrimiento, por alegría y gozo, de saber que cada año podemos rendirles un pequeño homenaje por todo lo que nos compartieron y transmitieron, al lograr dejar huella en  nuestro corazón.

La realidad es que no podemos volver a tener a nuestros seres queridos difuntos entre nosotros, pero lo que podemos cambiar es nuestra actitud para sentirnos mejor ante su ausencia, al rendirles un pequeño y merecido homenaje con un pequeño altar y recibiéndolos en nuestro hogar.

Fuente: Andy Cornejo
TW: andy11_c  
FB: Andy Cornejo
Correo: [email protected]
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