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Cómo dos músicos hicieron de dominio público todas las melodías matemáticamente posibles con un algoritmo

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Damien Riehl y Noah Rubin acaban de marcar un parteaguas en lo que refiere a los derechos de autor de melodías y los pleitos legales entre músicos.

Riehl y Rubin generaron de manera automatizada todas las melodías posibles mediante un algoritmo, para luego guardarlas en un disco duro. Suena un tanto descabellado, pero es exactamente lo que pasó.

Acto seguido, una vez reunidas esas interminables bases de datos musicales, las registraron para adjudicarse los derechos de autor de cada una. Pero en un giro inesperado y afortunado, decidieron liberar tales derechos de autoría al dominio público.

Su intención es acabar con las disputas legales, prevenir que miles de músicos continúen siendo demandados cada año por asuntos de copyright musical. Están convencidos de que esta barrera legal estanca y restringe la libertad creativa de los artistas.

Y es que la limitante de notas y combinaciones posibles entre éstas, hace cada vez más difícil la composición de una canción verdaderamente original. Al ser todo esto ahora de dominio público, los compositores, en teoría, ya no tendrían que preocuparse por este obstáculo.

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Actualmente se puede incurrir en este tipo de problemas si ocho notas de una melodía son iguales a las de otra pieza ya existente. Esto es particularmente problemático si consideramos que las escalas musicales tienden a seguir patrones, secuencias y armonías.

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Incluso si el artista demandado no hizo un plagio deliberado (es común que músicos, sin darse cuenta, memoricen melodías que escucharon una sola vez), se le puede acusar de copiar "inconscientemente" la obra original. Así le ocurrió, por ejemplo, a George Harrison con su célebre tema "My Sweet Lord" y la similitud con "He's So Fine".

Pero incluso aunque no se halle culpable al artista demandado, el sólo hecho de defenderse con un equipo legal, puede costarle fuertes cantidades de dinero.

Durante una entrevista para TEDx Talks, Damien Riehl y Noah Rubin, ambos expertos en música, informática y derecho, explicaron que grabaron todas las variantes melódicas contenidas en una octava. Es decir, apelaron a su naturaleza finita.

El algoritmo desarrolló y grabó cada melodía de ocho notas y 12 tiempos, cada combinación posible. Es decir, un proceso de "fuerza bruta" similar al que los hackers usan para descifrar contraseñas.

A un ritmo de 300,000 melodías por segundo, el resultado total fueron ¡68,7 mil millones de melodías! Todas ellas han sido publicadas en el sitio Internet Archive, donde están disponibles para cualquier persona. No sólo eso: el algoritmo mismo está también al alcance de todos en Github.

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Con ello, sus creadores pretenden que la gente comience a desarrollar sus propios algoritmos y generen millones de melodías más con un mayor número de notas y escalas. La única condición es que esta música hagan también sin restricciones legales o copyright alguno, con la licencia Creative Commons Zero.

Riehl y Rubin pensaron esto a fondo y se cubrieron desde todos los ángulos. La ley dicta que una vez que un trabajo es plasmado en un formato tangible, se considera que ya cuenta con derechos de autor. El detalle reside en que en el formato MIDI, usado por el algoritmo, las notas sólo son números.

"Bajo la ley del copyright, los números son hechos. Y bajo dicha ley, los hechos o tienen un copyright tenue, casi no lo tienen o no lo tienen del todo", aseguran.

"Así que tal vez estos números han existido desde el principio de los tiempos, y ahora sólo estamos arrancándolos. Quizá estas melodías sólo son matemáticas, las cuales sólo son hechos. Y estos no son copyrighteables'".

Referencias:

Tedx Talks | YouTube | Copyrighting all the melodies to avoid accidental infringement | Damien Riehl | TEDxMinneapolis

Foto: sad444 / depositphotos

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