Llegó una de las temporadas favoritas de muchos, el otoño que llega acompañado por el día de muertos. Una época que nos lleva a la nostalgia y recuerdos con olor a incienso y cempasúchil. Entre las celebraciones y actividades de esta tradición mexicana llega un espectáculo que sin duda, se debe disfrutar por lo menos una vez en la vida: la puesta en escena de “La llorona, el último latido del agua”.
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El estreno en el embarcadero de Cuemanco estuvo acompañado por una llovizna ligera que parecía anunciar la llegada de algo místico y sobrenatural. Con ese telón natural dio inicio la trigésima segunda temporada de La Llorona: El último latido del agua, en el sur de la capital.
Desde que uno sube a la trajinera, la experiencia se siente única: el frío de la noche, la penumbra de los canales y la iluminación con antorchas generan un ambiente que conecta con lo ancestral. Conviene llegar con tiempo para conseguir un buen lugar frente al escenario flotante y considerar unas cuatro horas libres para vivir la travesía completa: el embarque, el trayecto hasta la chinampa donde se desarrolla la función y el regreso al embarcadero.
Rito, tradición y memoria viva
El espectáculo reúne a más de cincuenta personas entre artistas, músicos, técnicos, remeros y staff. Antes de la representación, se realiza un ritual de inspiración prehispánica, en el que se ofrece respeto al agua, a la tierra y a las deidades ancestrales, buscando abrir el espacio a la memoria y la energía colectiva.
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La actriz Nayeli Cortés, encargada de dar vida a Nahui / La Llorona, compartió que su personaje “no es sólo un espectro: fue primero una mujer que cuidó de los suyos y que después se transformó en leyenda”. Su interpretación busca rescatar esa dimensión humana y trágica de la figura.
La trama entrelaza la llegada de los conquistadores a Xochimilco, los combates y las pérdidas que marcaron a los pueblos originarios. Nahui presencia la muerte de su hermano Yaotecatl en manos de las armas españolas. Desde esa herida histórica emerge La Llorona, como símbolo de dolor, pero también de resistencia femenina y memoria.
Sobre el agua, los efectos visuales multiplican la fuerza de la narrativa: haces de luz que se parten en reflejos, bailarines que parecen surgir de la laguna, música que mezcla percusiones antiguas, flautas de barro y cuerdas modernas. En este espectáculo, la naturaleza no es un fondo: es protagonista, voz y testigo.
El clímax de un lamento
El momento más intenso llega tras un silencio que corta el aire. Desde la oscuridad del canal se alza la figura de La Llorona, con un llanto desgarrador que expresa la pérdida de sus hijos y de su pueblo, arrebatados por la violencia y la ambición. Su grito retumba en el agua y en el pecho de los espectadores.
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La puesta en escena deja un eco profundo: nos recuerda nuestras raíces y conmueve por la calidad de sus intérpretes, la fuerza de la música en vivo, la atmósfera visual y la carga emocional. Es una experiencia que eriza la piel y deja al público reflexionando sobre el pasado y la memoria colectiva.
Fechas, boletos y recomendaciones
Temporada 2025
Disfruta de este espectáculo hasta el domingo 16 de noviembre en el Embarcadero Cuemanco
Encuentra tus accesos en taquillas del Embarcadero Cuemanco y en lalloronaencuemanco.com . Aprovecha la promoción 2×1 disponible hasta el 12 de octubre.
Consejos para disfrutar la experiencia
- Llega con anticipación: mínimo una hora antes de la función para el embarque.
- Abrígate: las noches en los canales son frías y húmedas.
- Usa repelente: indispensable por los mosquitos.
- Elige calzado cómodo: evita tacones, pues se aborda trajinera.
- Ten en cuenta el clima: si llueve, la atmósfera se intensifica y enriquece la función.
- Respeta el entorno: no arrojes basura ni dañes el ecosistema de Xochimilco.
- Sé discreto con las fotos: evita flash o luces que rompan la ambientación.
- Compra con anticipación: las fechas cercanas a Día de Muertos suelen agotarse rápido.

