El KitKat Club está a punto de encender sus luces este 11 de julio para recibir a su nueva flor de Berlín: Mon Laferte se transforma en Sally Bowles en Cabaret que se presenta en el emblemático Teatro de los Insurgentes.
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Muchos dirían que la cantante chilena-mexicana ya había cumplido todos sus sueños, pero había uno que seguía latiendo con fuerza: convertirse en Sally Bowles. Ese deseo nació en Berlín, durante una de sus giras, cuando se topó con un letrero del legendario KitKat Club y sintió un llamado imposible de ignorar.
“Anduve en Berlín, fui al mismísimo Kit Kat Club, un tugurio de mala muerte. Vi un letrero… y al regresar a México supe que quería ser Sally Bowles, me llamaba”, compartió emocionada.
Ahora, tras más de 300 funciones exitosas protagonizadas por grandes estrellas como Kika Edgar, Itatí Cantoral, Lisset, Ilse Salas y Cassandra Sánchez, Cabaret está listo para ver brillar a Mon Laferte en un escenario distinto.
Una Sally Bowles intensa y frágil
Ambientada en el Berlín de 1929, Cabaret retrata la efervescencia y decadencia de una ciudad al borde de la oscuridad del nazismo. En medio de este torbellino, Sally Bowles canta cada noche con una mezcla de libertad, desesperación y hambre de ser amada.
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Mon ha conectado profundamente con esta compleja figura:
“Sally es una mujer que seguro ha tenido una vida difícil. Yo pienso en mi adolescencia, en mi juventud con todos los altibajos… por eso no me cuesta sentirme identificada con ella”, confesó.
Pero dar vida a Sally no ha sido un reto menor. Acostumbrada a ser la dueña absoluta de su escenario, ahora Mon se enfrenta a un proceso diferente, lleno de disciplina, vulnerabilidad y entrega total.
“Es un desafío enorme. Bailar, cantar, actuar, construir a esta Sally. Y además… yo siempre he sido la jefa en mi música, ¡ahora tengo que obedecer!” comentó la cantante.
Una nueva era para Cabaret
Bajo la dirección de Mauricio García Lozano, Cabaret se ha ganado el aplauso del público por su potencia visual y emocional, y la llegada de Mon Laferte promete renovar el montaje con una interpretación personal e intensa.
“Trato de encontrar esa fragilidad en ella, esa soledad y frustración por querer que la quieran… Y al mismo tiempo tengo que cantar con toda la fuerza del personaje. Es muy exigente”, explicó sobre su proceso creativo.
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Así, el KitKat Club abrirá sus puertas para presenciar la transformación de Mon Laferte en Sally Bowles, recordándonos que el escenario siempre será un refugio para quienes se atreven a soñar, a pesar de todo, con un poco de amor, libertad… y un cabaret.
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