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6 razones por las que Los Expedientes Secretos X es tan genial

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Jesús García
Jesús García
Persona física. Hago cosas.

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¿A qué se debe que The X-Files se haya convertido en un fenómeno mundial? Va mucho más allá que la obvia química entre Fox Mulder (David Duchovny) y Dana Scully (Gillian Anderson). Aquí te compartimos algunas deliberaciones al respecto.

El paso del tiempo y la retrospectiva sacan a relucir lo bueno y lo malo casi de toda obra artística. En el caso de Los Expedientes Secretos X (The X-Files) se le debe reconocer más de lo que se le puede reprochar. En realidad, es admirable lo bien que ha envejecido, a pesar de las limitantes tecnológicas y los formatos de su tiempo.

A 25 años de su estreno, ver de nuevo sus capítulos resulta un deleite. Sus muchas virtudes solo apuntan a una cosa: era demasiado buena para su época, y mucho tienen que ver los siguientes aspectos.

1 - El afán por buscar la verdad, cueste lo que cueste

Puede parecer un ideal ingenuo, pero el leitmotiv personal de Fox Mulder es el detonante de todo el show: la investigación del paradero de su hermana perdida, y por consecuencia la búsqueda permanente de la verdad. La verdad como fin último.

Es una historia emotiva, muy humana y con la que es fácil empatizar, de la que se desprende un esquema mucho más amplio que involucra grandes conspiraciones, experimentos inhumanos y un gobierno en el que no se puede confiar en absoluto (después de todo, ¿quién puede confiar en su gobierno?).

Chris Carter, creador de la franquicia, fue marcado por el escándalo de Watergate y vivió en carne propia la era de Richard Nixon. La desconfianza del pueblo norteamericano hacia sus figuras de poder, su milicia y dependencias como el FBI y la CIA, son elementos reales y verosímiles que fueron trasladados a un mundo ficticio. Ni hablar de los mitos de abducciones, avistamientos de ovnis y bases secretas, tan arraigados en el inconsciente colectivo norteamericano. Y quizá por eso The X-Files resulta tan interesante: uno no deja de preguntarse qué fracción de lo que muestra está inspirado en la realidad.

Los eventos de cada episodio llevan a sus protagonistas a cuestionarse una y otra vez su visión del mundo. La verdad está ahí fuera (The truth is out there) y Quiero creer (I want to believe) son los taglines por excelencia del show, y condensan de manera puntual su discurso, el mensaje todo que la serie intentó comunicar durante años.

Una y otra vez, Mulder y Scully caen y se levantan, se topan con callejones sin salida y vuelven sobre sus pasos. La verdad les resulta escurridiza, un espejismo que se escapa justo cuando creen haberlo alcanzado. Y si bien los detectives nunca pueden encontrar la verdad de forma absoluta, su búsqueda desentraña grandes mentiras y farsas por las que vale la pena luchar para desenmascarar a sus autores, por el bien de toda la especie humana. Son héroes distintos a los acostumbrados.

Cuestionarlo todo, desconfiar de lo más evidente. Es la gran enseñanza que plantea la serie. Y eso puede aplicarse a cualquier contexto.

 

2 - Fue una de las series más propositivas de su tiempo

The X-Files | "Triangle" | FOX

Tanto a nivel técnico como en la genialidad de sus guiones, The X-Files destacó por presentar premisas arriesgadas desde el punto de vista narrativo. En sus episodios podías ver el tipo de experimentos que solo podrías esperar en películas: ideas y conceptos que podrían explotarse en proyectos mucho más grandes que un capítulo para la televisión.

Por poner un ejemplo, basta con volver a un episodio como Triangle, de la sexta temporada, que emulaba la toma continua y sin cortes de la cinta Rope (La soga) de Alfred Hitchcock, y lo cuál sería replicado años más tarde en Birdman de Alejandro González Iñarritu. Y de la misma forma, otros capítulos ofrecían premisas que hubieran sido descartadas en cualquier cadena de televisión, por el bien del bendito rating.

Gran parte del éxito de The X-Files radicó en que, si bien tenía una fórmula más o menos establecida, cada episodio era sustancialmente diferente a los demás, ya sea por su manera de contar la historia o por el tono y lenguaje cinematográfico de cada uno. Esto le valió la adoración de la crítica.

Además, los diferentes monstruos y criaturas paranormales que nos presentaba, solían simbolizar algún aspecto de la condición humana, una sátira, una crítica. Incluso sus episodios más cómicos presentaban con sutileza ingeniosas moralejas y reflexiones no muy comunes en la televisión de los noventa, tan llena de clichés, sitcoms e inofensivas propuestas.

Es verdad que la serie contaba con un presupuesto generoso para producir sus capítulos, pero Chris Carter y el resto del crew se valían de toda su creatividad para reducir costos y sortear las limitantes tecnológicas de su tiempo. Y esto comenzaba desde el guión mismo.

 

3 - Sus intrigantes personajes

La dicotomía de Dana Scully y Fox Mulder (escéptica y creyente, respectivamente) es quizá el motor de la historia. Pero en realidad son todos los personajes secundarios y recurrentes los que enriquecen el vasto universo de The X-Files.

"El fumador" / "Cancer Man", The Lone Gunmen, Walter Skinner , Alex Krycek y otros personajes, son tan interesantes como los protagonistas. Cada uno se desarrolla y progresa a lo largo de la serie, y su aparición solía reservarse para los capítulos canónicos más importantes.

Por un lado, villanos humanos como Cancer Man resultaban mucho más temibles que cualquier criatura paranormal o extraterrestre. Otros como Krycek y Marita Covarrubias eran intrigantes por su ambivalente moral y su juego de agentes dobles. Y aliados como The Lone Gunmen y Skinner hacían parecer que Mulder y Scully no estaban tan solos en su arriesgadísima cruzada contra el mundo. Había un delicado balance entre el bien, el mal y sus zonas intermedias más grises.

 

4 - Su perturbadora secuencia inicial

Basta con escuchar las primeras notas de ese intro para ponerle la carne de gallina a más de uno. La combinación de imágenes y la bizarra melodía eran algo por completo diferente a lo que sonaba por aquél entonces, en donde los shows televisivos solían comenzar con amigables melodías de smooth jazz genérico, propio de infomerciales.

La composición, una inquietante secuencia de downtempo, dark ambient y una pizca de Mike Oldfield (escuchar la pieza "Tubular Bells" para mejores referencias, mejor conocido como el tema de El Exorcista), fue inspirada por la genial "How Soon is Now?", de The Smiths. Chris Carter le pidió al compositor Mark Snow que emulara el extravagante efecto de guitarra de Johnny Marr que aparece en dicha pieza. Snow la escuchó, pero en lugar de copiar la guitarra, tomó como inspiración el silbido que aparece al final de la canción. El resto es historia.

 

5 - El creador de Breaking Bad fue el responsable de varios de sus mejores capítulos

A partir de la segunda temporada, Vince Gilligan trabajó como guionista freelance de la serie, y con el paso del tiempo se convirtió en uno de sus guionistas más importantes. Es, de hecho, el responsable de varios de sus más geniales episodios: Paper Hearts, Memento Mori, Small Potatoes, Bad Blood y muchos otros.

De hecho, tanto Bryan Cranston como Aaron Paul (quienes interpretarían a Walter White y Jesse Pinkman algunos años después) aparecieron en The X-Files en episodios separados. Por lo tanto, se especula que desde entonces Gilligan "les echó el ojo" y los consideró para los ahora ya icónicos papeles protagónicos de Breaking Bad.

Podría afirmarse que Vince Gilligan es, en gran medida, uno de los responsables de que la serie alcanzara los niveles cualitativos que mantuvo en sus mejores momentos.

 

6 - La "mitología" de The X-Files

Todo el concepto de la serie es fascinante, pero los fans sabían de antemano que las cosas se ponían mucho más serias cuando llegaban los episodios canon o de "mitología".

El show se dividía básicamente en dos tipos de capítulos: los monster of the week (episodios independientes en los que se investigaba un fenómeno o criatura en particular) y los mitológicos, aquellos que conformaban la historia principal y que presentaban un tono mucho más severo. Estos últimos eran el plato fuerte de las temporadas.

Eran estos episodios donde la historia tomaba rumbos inauditos y la conspiración se develaba como algo mucho más grande de lo que el espectador sospechaba. Esto se extendió incluso a una película que llegó a la pantalla grande, titulada The X-Files: Fight The Future (1998), que era como un episodio doble del show, pero con mucho más presupuesto. Los fans, por su puesto, la amaron.

Al menos hasta la séptima temporada, los episodios canónicos fueron imperdibles, y en su totalidad representan uno de los conceptos más brillantes y vastos de la televisión norteamericana. Por eso y más The X-Files es una de las mejores series de todos los tiempos.

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