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Desde pequeños buscamos reconocimiento, cuando lo éramos buscábamos a papá o a mamá para que aplaudieran lo que habíamos logrado, pero de adultos la necesidad aumenta y no sólo es hacia nuestros padres, sino también a nuestra pareja, compañeros de trabajo, familiares y hasta hijos.
¿Es normal? ¿Es realmente necesario el reconocimiento? Buscar esa aprobación es parte de nuestra autoestima y autoconfianza, pero en busca de estos, nos olvidamos de lo que realmente importa: nuestra propia aprobación.
Recibir de buen agrado un halago es saludable, pero cuando dejamos de lado nuestros sueños y deseos por buscar la aprobación, la cosa cambia.
¡Felicítate tú!
Suena fácil, pero no lo es, tendemos a valorar nuestro esfuerzo por lo que dicen los demás, sin darnos cuenta que el valor proviene desde un@ mism@.
Lo que sucede es que cuando nuestra autoestima no es sana, dependemos del reconocimiento de los demás para sentir que somos valiosos. ¿Te pasa?
¿Necesitas sentirte especial, importante, destacar, ser el mejor o la mejor? Esa es una necesidad de reconocimiento.
Cuando buscas reconocimiento tiendes a quejarte, así que generalmente una queja va acompañada de la necesidad de reconocimiento.
*Cómo dejar de necesitar el reconocimiento de los demás, aquí te dejamos una pequeña guía.
Analiza de dónde viene tu necesidad de reconocimiento
Comienza desde tu infancia, qué te decían tus padres, qué tan abandonado o abandonada te sentiste, si te juzgaban demasiado, si te decían que debías tener la perfección en todo o si tus mismos padres buscaban esa aprobación en los demás.
Trabaja en tu ego
Esto es trabajar en tu autoconocimiento y autoestima. Hacer lo que realmente te haga feliz y sentir satisfacción por eso, dejar de escuchar voces externas y guiarte por lo que tú deseas y buscas.
Pregúntate frecuentemente el para qué
Si cada que realizas algo lo haces para alguien más pasando por encima de ti, entonces es necesario que pienses si debes cambiar el enfoque. Confía en lo que tú quieres, en tus deseos y necesidades.
Reconócete tú
Cuando hagas algo que te costó mucho trabajo, realmente felicítate, agradece lo que has hecho por ti, valora tu esfuerzo y dedicación diciéndotelo a ti, al espejo o en una carta, todo lo que te gustaría que alguien más te dijera, dítelo a ti.
Valora los halagos
El reconocimiento propio no quiere decir que no recibas los halagos de buena gana, es más disfrútalos, pero no dependas de ellos para hacer lo que te hace feliz.
Toma el control sobre ti mismo o ti misma
Si buscas constantemente el reconocimiento y no lo obtienes terminarás sin dirección porque no sabrás qué hacer para complacer, pero si te reconoces tu propio esfuerzo, te darás cuenta del potencial que tienes y entonces tomarás la dirección correcta para ti.
A todos nos gusta que nos halaguen, que nos digan palabras de motivación y reconocimiento, pero cuando has trabajado en el propio reconocimiento, cuando llegan esos halagos, los recibes con gusto y ya no dependes de ellos para saber cuanto vales. ¡Tómalo en cuenta y ámate!