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El perdón es la liberación de nuestro corazón ante esa situación o persona que nos hirió, lastimó, decepcionó.
Aprender a perdonar no es sencillo, sin embargo, es necesario cambiar rencor por amor y sanar nuestras historias de vida.
Quizá existan situaciones de mayor conflicto, en las cuales el perdón sea más difícil de otorgar, pero paso a paso, podemos ir trabajando nuestro interior, reflexionar, analizar y comprender a los demás.
Muchas veces el dolor se guarda, se tapa y poco a poco se transforma en amargura, obstruye nuestro crecimiento interno y nos impide continuar avanzando, nos quedamos anclados en un círculo vicioso de rencor hacia quienes creemos nos lastimaron.
Es recomendable hacer una introspección de nuestras acciones, comportamientos, tomar responsabilidad de nuestros actos en la convivencia con otros.
Vivimos en una sociedad donde todos los días nos relacionamos de distintas maneras con familiares, pareja, amigos, compañeros de trabajo.
El rencor, el coraje y el deseo de venganza hacen daño al cuerpo y alma, provocan emociones negativas en nuestro celebro e impiden su funcionamiento sereno y equilibrado.
Entender a la persona que nos ofendió, nadie es perfecto, somos seres imperfectos que todos los días enfrentamos circunstancias similares.
No podemos dar lo que no tenemos y no podemos mirar en los demás algo, que ni siquiera nosotros hemos detectado o sanado desde nuestro interior.
Debemos de estar conscientes que en ocasiones existirán conflictos por el egocentrismo, lucha de poder, dominio y quizá manipulación por parte de ciertas personas.
Cuando prevalece el sentimiento de resentimiento en una persona, prevalece el pensamiento de venganza, de vivir en constante agonía y desconfianza con el mundo.
Nos encerramos en nuestra coraza y no comunicamos nuestras verdaderas emociones y sentimientos que nos generan ciertas circunstancias de nuestra vida.
Tenemos que hacer de lado nuestro ego herido y no tomarnos nada personal.
Cuando nos liberamos de ataduras, resentimientos y rencores, logramos transformar nuestras emociones, nuestra vida, curando las heridas de nuestra mente y de nuestro corazón.
El resentimiento se convierte en una de las cargas que más peso tiene en una persona, físicamente enferma, mental y emocionalmente deprime y espiritualmente nos estanca en nuestro crecimiento.
Perdonar no es fácil, sin embargo, a través de un proceso de aceptación, reflexión, liberación, es posible.
Debemos aprender a vivir en paz, libres de rencores, resentimientos, perdonar no es una emoción, es una decisión.