Quizás te sientas culpable de algunas situaciones que, según tú, pudiste haber evitado. Quizás todavía tengas las heridas abiertas por escenarios que, en su momento, no pudiste cambiar. ¿Cuántos de nosotros hemos cargado con ese peso de culpabilidad que no nos corresponde? ¿Cuántos de nosotros nos hemos sentidos culpables por cosas que otras personas hacen o dicen?
Existen muchas personas que siempre buscan algún culpable para sus errores, siempre buscan la manera de manipular la situación para hacer daño a terceras personas. No permitas que proyecten sus fallas sobre ti. Recuerda, siempre serás inocente de lo que tú no hiciste.
Ya es hora de que te quites ese gran peso de encima. Si es necesario llorar, gritar, golpear una almohada o lanzar piedras al mar, ¡HAZLO! Porque, ¿Sabes? ¡NO ES TU CULPA!
No es tu culpa el rompimiento o ese “¡NO!” que te dieron. Si diste lo mejor de ti, nunca va a ser tu culpa.
No es tu culpa las malas decisiones que tomen tus amigos o familiares. No eres dueño de sus actos.
No es tu culpa que alguien haya decidido burlarse de algún defecto que tengas o por algún mal momento que estés pasando. A veces las personas no tienen empatía ante los malos tiempos.
No es tu culpa que alguna persona haya decidido irse de tu lado. Ellos se perdieron del crecimiento de un gran individuo.
Hay que entender que no somos responsables de lo que otros decidan o piensen hacer, nosotros solamente somos responsables de nuestros actos. Date la oportunidad de salir de ese ambiente negativo e intenta ser feliz, porque...
¡NO ES TU CULPA!