Bajo un arrullo de estrellas… y también de tormenta, cientos de almas se reunieron en el Estadio GNP Seguros para presenciar el esperado regreso de Zoé, una de las bandas más icónicas de la música en México.
Aunque su sorpresiva participación en la edición 25 del Vive Latino ya había encendido la llama con una presentación explosiva, los seguidores sabían que no bastaba: querían más, mucho más. Y Zoé lo entendió. Por eso, la agrupación mexicana, después de tres años fuera de los escenarios, abrió cinco fechas en la Ciudad de México, no como parte de un festival, sino como protagonistas absolutos de una celebración que marcaría su retorno a lo grande.
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Previo a su aparición, la lluvia intentó robarse el protagonismo y entre los asistentes surgió el temor a una cancelación. Pero nada detuvo a la banda liderada por León Larregui. A las 8:30, las luces dieron paso a Hello Seahorse!, invitados de lujo encargados de encender el ánimo y preparar el ambiente para lo que se avecinaba. El estadio se llenaba a cada minuto, confirmando lo inevitable: sería un sold out rotundo.
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A las 9:45, la oscuridad total anunció el inicio. El escenario, teñido de rosa y adornado con los visuales de Memo Rex Commander y el Corazón Atómico de la Vía Láctea, recibió a Zoé. El arranque llegó con “Memo Rex”, seguido de “Vinyl”, “Vía Láctea” y “No me destruyas”, provocando un coro masivo que sacudió el recinto. La atmósfera cambió cuando el escenario se iluminó de naranja para dar paso a “Corazón Atómico”, uno de los momentos más entrañables de la noche donde el amor y la nostalgia se desbordaron por todo el recinto.
La nueva era de Zoé se hizo presente
El concierto fue un viaje en el tiempo. Entre canción y canción, se proyectaban pequeños videos con fragmentos de la historia de la banda, hasta desembocar en “Paula” (2006), tema que erizó la piel con la fuerza de los coros. El repertorio siguió con joyas como “Triste Sister”, “Paz”, “Solo”, “Veneno”, “Fin de semana” y “Karmadame”, pero también abrió la puerta a lo nuevo: por primera vez sonaron “Rexsexsex” y “Campo de fuerza”, este último acompañado de un despliegue visual que dio vida a la nueva era de Zoé.
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Visuales y atmósferas digitales: pieza clave para un viaje sonoro
La parte digital fue un hilo conductor fundamental: cada arte, proyección y juego de luces parecía diseñado para envolver al público en distintas atmósferas. Un instante teñido de rosa evocaba la nostalgia, otro en naranja vibraba con energía, mientras los visuales más futuristas marcaban la transición hacia su nuevo material. Y entre estas capas visuales, se hicieron presentes también sus clásicos juegos de sonidos, recordando que Zoé no olvida sus orígenes cargados de sintetizadores y mezclas envolventes que han definido su sello desde el inicio.
La noche alcanzó su punto más emotivo con “Arrullo de estrellas”. El estadio se apagó y, de pronto, miles de luces de celulares y pantallas gigantes transformaron el recinto en un cielo estrellado. Más de uno rompió en lágrimas ante un momento que rozó lo mágico.
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Un cierre con boleto directo a la nostalgia
Para el cierre, no faltaron clásicos como “Labios rotos”, “Azul”, “Hielo” y “Luna”, donde Denise Gutiérrez, vocalista de Hello Seahorse!, apareció en el escenario para acompañar a Larregui. La nostalgia se desbordó con “Soñé”, himno generacional que desató gritos de “¡Renataaa!”, evocando la icónica escena de la cinta Amar te duele. La despedida llegó con “Dead”, un final que dejó a todos con la certeza de haber vivido una de las noches más memorables de la banda.
Zoé sigue demostrando por qué es una de las agrupaciones más queridas de la música en México. Su espectáculo es imperdible y aún hay oportunidad de vivirlo: la banda tiene tres fechas más en el Estadio GNP (1 y 2 de octubre y 13 de noviembre) y se presentará también en el Festival Comuna 2025 el próximo 22 de noviembre.
En cada acorde, cada visual y cada atmósfera, Zoé demostró que su viaje sigue en expansión. Un viaje donde la nostalgia se abraza con la innovación, y donde su público siempre será parte del universo que construyen sobre el escenario.