El ictus, también conocido como derrame cerebral o accidente cerebrovascular (ACV), representa una emergencia médica que requiere atención inmediata. Cada minuto cuenta cuando se trata de un ictus, ya que la rápida intervención puede marcar la diferencia entre la recuperación y secuelas permanentes o incluso la muerte.
Para comprender mejor esta condición que afecta a miles de mexicanos cada año, es importante conocer qué es un ictus, cómo reconocerlo y las medidas que podemos tomar para prevenirlo.
¿Qué es un ictus?
Un ictus o derrame cerebral ocurre cuando el suministro de sangre a una parte del cerebro se interrumpe o se reduce significativamente, privando al tejido cerebral de oxígeno y nutrientes esenciales. En cuestión de minutos, las células cerebrales comienzan a morir, lo que puede resultar en daño cerebral, discapacidad a largo plazo o fallecimiento.
Los tipos de ictus más recurrentes
Existen dos tipos principales de ictus, cada uno con características y tratamientos distintos:
Ictus isquémico
Representa aproximadamente el 85% de todos los casos. Ocurre cuando un coágulo bloquea o estrecha una arteria que lleva sangre al cerebro. Este tipo de ictus puede desarrollarse de dos maneras:
- Ictus trombótico: Cuando un coágulo se forma en una de las arterias que suministran sangre al cerebro
- Ictus embólico: Cuando un coágulo se forma en otra parte del cuerpo y viaja a través del torrente sanguíneo hasta el cerebro
Ictus hemorrágico
El ictus de tipo hemorrágico es menos común que el isquémico, pero a menudo más grave. Se produce cuando un vaso sanguíneo dentro del cerebro se rompe y sangra en el tejido cerebral circundante, de dos maneras posibles:
- Hemorragia intracerebral: Sangrado dentro del tejido cerebral
- Hemorragia subaracnoidea: Sangrado en el espacio entre el cerebro y las membranas que lo recubren
¿Cómo reconocer los síntomas de un ictus?
La detección temprana de un ictus es crucial para minimizar el daño cerebral. Para facilitar el reconocimiento de los síntomas, muchas personas utilizan el acrónimo "RÁPIDO":
- R - Rostro: Pedir a la persona que sonría. ¿Un lado de la cara se cae?
- A - Brazos: Pedir que levante ambos brazos. ¿Uno de los brazos se desvía hacia abajo?
- P - Palabra: Pedir que repita una frase simple. ¿Su habla es confusa o extraña?
- I - Inestabilidad: ¿Presenta dificultad para mantener el equilibrio?
- D - Dolor de cabeza: ¿Aparece un dolor de cabeza súbito e intenso sin causa aparente?
- O - Ojos: ¿Existe visión borrosa o pérdida repentina de la visión?
Si observas cualquiera de estos signos, llama inmediatamente a emergencias y acude a un centro médico de neurología. No esperes a ver si los síntomas desaparecen.
Factores de riesgo para desarrollar un ictus
Algunas personas son más propensas a sufrir un ictus ya que cumplen con alguno de los factores de riesgo que pueden controlarse mediante cambios en el estilo de vida y tratamiento médico adecuado:
- Hipertensión arterial (el factor de riesgo más importante)
- Diabetes
- Colesterol elevado
- Tabaquismo
- Obesidad
- Sedentarismo
- Consumo excesivo de alcohol
- Fibrilación auricular y otras enfermedades cardíacas
- Apnea del sueño
- Estrés crónico
¿Cómo prevenir un ictus?
La buena noticia es que hasta el 80% de los ictus pueden prevenirse mediante cambios en el estilo de vida y control adecuado de condiciones médicas preexistentes. Las medidas preventivas más efectivas incluyen:
Control de condiciones médicas
- Controlar la presión arterial: Mantenerla por debajo de 140/90 mmHg
- Manejar la diabetes: Mantener niveles adecuados de glucosa en sangre
- Regular el colesterol: Mantener niveles saludables mediante dieta, ejercicio y medicación cuando sea necesario
- Tratar problemas cardíacos: Especialmente la fibrilación auricular, que puede requerir anticoagulantes
Cambios en el estilo de vida
- Dieta saludable: Rica en frutas, verduras, granos enteros, pescado y baja en sodio, grasas saturadas y grasas trans
- Actividad física regular: Al menos 150 minutos de ejercicio moderado a la semana
- Mantener un peso saludable: Reducir el sobrepeso u obesidad
- Dejar de fumar: El tabaquismo duplica el riesgo de ictus
- Moderar el consumo de alcohol: Limitar a no más de una bebida diaria para mujeres y dos para hombres
¿Existe tratamiento para el ictus?
El tratamiento de un ictus depende de su tipo y gravedad, pero la rapidez en la atención es el factor más crítico. Por ello, ante cualquier sospecha de ictus, se debe acudir inmediatamente a un centro hospitalario.
Tratamiento del ictus isquémico
- Trombolíticos: Medicamentos que disuelven coágulos, como el alteplasa (tPA)
- Trombectomía mecánica: Procedimiento para extraer físicamente el coágulo
- Medicamentos anticoagulantes y antiagregantes: Para prevenir nuevos coágulos
Tratamiento del ictus hemorrágico
- Control de la presión arterial: Para reducir el sangrado
- Cirugía: Para reparar vasos dañados o reducir la presión en el cerebro
- Embolización: Para sellar aneurismas o malformaciones vasculares
Rehabilitación post-ictus
La rehabilitación es fundamental para maximizar la recuperación luego de sufrir un ictus y puede incluir:
- Fisioterapia
- Terapia ocupacional
- Terapia del habla
- Apoyo psicológico
Recuerda que el tiempo es cerebro. La prevención y el reconocimiento temprano son nuestras mejores herramientas contra el ictus. Si presentas factores de riesgo o tienes preocupaciones, consulta con un neurólogo especialista para una evaluación personalizada.